Aprovechando la topografía poco accidentada del terreno optamos por desarrollar un proyecto simple y puro. Tomando en consideración la vegetación existente, ubicamos la huella del edificio en forma de “L”, colocando las habitaciones hacia el lado este para que dé esta forma recibiesen el sol de la mañana.

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El área social ubicada en el medio, crea la transición perfecta entre el exterior y el interior, abriéndose hacia el patio y la piscina.

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Quisimos que la vegetación fuera parte importante del diseño de esta casa, y a la vez, enmarcara la experiencia de los espacios. Esto lo logramos haciendo que las zonas comunes se abrieran en su totalidad al jardín principal, creando una comunicación entre los espacios abiertos y cerrados.

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La experiencia del espacio interior también juega un papel fundamental en el diseño, desde la iluminación natural hasta la materialidad. Elegimos texturas y acabados neutros que le den armonía y serenidad a la casa, ya que al tratarse de espacios amplios, buscamos crear un balance con los tonos verdes que aporta la vegetación.