Ubicado en la comunidad de El Espino de San Carlos, en la vía principal hacia El Valle de Antón, a unos 3.5 kilómetros de la carretera Panamericana, se encuentra el complejo residencial Valle Village.

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Este proyecto está pensado para la desconexión de la rutina citadina, y su programa responde a una familia conformada por 4 habitantes (madre, padre y hermanas).

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La casa, desde una perspectiva morfológica, se compone de dos volúmenes principales unidos por un núcleo central. En este núcleo se encuentra la entrada principal, que conecta la zona de descanso (habitaciones) con la zona social (cocina,  sala, comedor y terraza).

 

El vestíbulo crea un eje visual con el jardín de la casa. Este espacio desde afuera da la impresión de ser cerrado, sin embargo al ingresar está completamente abierto,  logrando que esta zona se mantenga siempre ventilada naturalmente y que brinda esa sensación de estar afuera-adentro al mismo tiempo.

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La primera etapa incluye tres habitaciones, pero se contempla en una segunda etapa una habitación adicional para huéspedes. Esto se hace sin interrumpir el gesto principal de la casa, que es abrirse hacia su jardín.

 

El cliente no quería incluir un área de  comedor dentro de la casa,  principalmente por mantener esa conexión con el exterior.

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Se propone el uso de materiales rústicos, como el hormigón y la piedra, y una paleta de colores cálida, donde predominan tonos como el terracota.